ENTREVISTA CON ERIC PEARL, CREADOR DE LA SANACIÓN RECONECTIVA
Eric Pearl es uno de los sanadores más conocidos y respetados a nivel internacional
afirmándose de él que es capaz de curar sólo con las manos sin tocar siquiera a los
pacientes; así lo aseguran al menos miles de personas en todo el mundo. Sus
resultados tienen desconcertada a la clase médica. Y ante la incredulidad que
manifiestan muchos no duda en someter su método al escrutinio de médicos e
investigadores. Su técnica recibe el nombre de Sanación Reconectiva y lo singular
es que enseña a hacer lo mismo a quien quiera aprender. Basta saber cómo activar y
utilizar lo que define como “un nuevo espectro de frecuencias” que permiten superar
todo lo conocido hasta hoy en materia de sanación energética. Estuvimos en uno de
sus seminarios y salimos atónitos.
Eric Pearl es un “fenómeno”. Diremos aún más: es un “fenómeno mundial”. No sólo porque
las curaciones que afirma realizar -miles de personas lo han atestiguado en todo el mundo
hagan tambalear los esquemas en que se sostiene nuestra visión del ser humano y la salud
convirtiendo lo que hace en algo “extraordinario y sorprendente” –segunda acepción del
término “fenómeno” en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua- sino porque
además su capacidad comunicativa le convierte también en claro acreedor de la tercera
acepción que hace el RAE -“persona sobresaliente en su línea”- lo que explica que haya
sido entrevistado ya en las televisiones más importantes del mundo, haya llenado el
Madison Square Garden de Nueva York, fuera invitado a hablar en las ONU, haya
convertido su libro La Reconexión: sana a otros, sánate a ti mismo en un best-seller a nivel
mundial o haya miles de personas en cada país dispuestas a acudir a sus seminarios.
Pearl dirigió durante 12 años una consulta quiropráctica con bastante éxito hasta que un
día, según recoge en su libro, los pacientes empezaron a decirle que, sin siquiera tocarles,
sentían sus manos sobre ellos. Agregando que cuando empezó la gente a sentir esa
sensación le salieron en los primeros meses ampollas sangrantes en las palmas. A partir
de entonces muchos de sus pacientes tendrían sanaciones sorprendentes. En todo tipo de
enfermedades; desde las más graves a las más comunes. Y bastaba para ello que Pearl
moviera simplemente sus manos alrededor de los enfermos. A partir de ese momento
decidió compartir su experiencia -que denominó Sanación Reconectiva- con el resto del
mundo a través de libros y seminarios además de acudir a los medios de comunicación.
Todo muy espectacular. Quizás convenientemente espectacular. Pero, ¿qué hay detrás de
la Sanación Reconectiva? Por de pronto miles de testimonios de curaciones sorprendentes
que no hay que minusvalorar. Y además investigaciones científicas serias que no pueden
por tanto ser dejadas de lado simplemente porque nos parezca que lo que hace “no es
posible”.
Y es que tratar de entender lo que Pearl hace y cómo lo hace exige abandonar nuestros
prejuicios sobre lo que damos por supuesto que es la salud y la enfermedad… y lo que
podemos hacer para actuar sobre ellas. Quizás el mejor punto de partida sea leer
atentamente la entrevista que mantuvimos con el investigador norteamericano James
Oschman -apareció en el nº 117 de la revista- en la que éste, de una forma fácil de
comprender, explicaba los conceptos de energía y salud como base de las terapias
energéticas.
THE LIVING MATRIX
Desafortunadamente en nuestro país no hemos tenido la oportunidad de ver todavía la
película The Living Matrix, un documental en el que se entremezclan entrevistas con
científicos internacionales y profesionales de la salud reconocidos, con casos reales para
demostrar que existen otros caminos para alcanzar la curación. “En la actualidad se están
produciendo sanaciones increíbles a todas horas –se afirma al comienzo del documental
sin que la medicina alopática tenga un modelo para ellas ni explicación alguna de cómo
pueden suceder. La mente, la intención, las creencias… Puede que todos estos factores
influyan en la sanación. La respuesta puede estar fundamentalmente en modificar la
concepción que tenemos de nuestro universo”.
Tratando de explicar científicamente hechos tan poco habituales como las curaciones a
nivel mental, las terapias de tipo energético o la medicina informacional aparecen en la
película personajes como Bruce Lipton -antiguo profesor de Biología en las universidades
de Wisconsin y Stanford-, James Oschman, Rupert Scheldrake -autor de la conocida
Teoría de los Campos Morfogenéticos-, Rollin McCraty -director de investigación en el
Institute HeartMath-, Herman Koning -fundador de la Association for Biophysical
Medicine-, Folker Meissner -fundador de la Academia Alemana de Medicina Energética y
Bionergía-, Fritz Albert Pop -el investigador que descubrió el papel de los biofotones y
fundador del Instituto de Biofísica en Alemania-. Podríamos además citar las obras y
trabajos de Ken Wilber, Stanislav Grof, Karl Pribram, Marilyn Ferguson, David
Lorimer, Michael Talbot, Carlos Castaneda, Michael Grosso, Larrey Dosey, Kenneth
Pelletier, Jan de Vries, Bernie Siegel, Deepak Chopra, Jorge Carvajal, Julián Whitaker,
Daniel Bemor, Peter Davis, Ralf Lovelock o Henrik Skolimowsky entre otros muchos. Y
junto a todos ellos Eric Pearl con una historia de sanación increíble que, avalada por sus
protagonistas, está incluida en The Living Matrix.
El documental mencionado cuenta la historia de Dimitri, un niño griego con parálisis
cerebral. Los médicos habían descartado toda posibilidad de que pudiera volver a andar.
De hecho sólo era capaz de apoyar las puntas de los pies y le era imposible apoyar los
talones. Y no podía tampoco agarrar objetos ni jugar o moverse por sí mismo. Ni tan
siquiera hablar más allá de emitir unos sonidos que su madre interpretaba. Pero
presionados por unos amigos -y aún sin creer que pudiera hacerse nada- los padres le
llevaron a uno de los seminarios de Pearl en Salónica (Grecia). Cuatro minutos estuvo
apenas Pearl moviendo sus manos en torno al niño. “Después –explicaría el propio Pearl
en un testimonio que los padres confirmaron como verídico a los productores de la
película- unos amigos retiraron al niño de la camilla mientras yo hablaba con los padres. Y
de pronto vi que éstos miraban hacia arriba. El niño había bajado sólo las escaleras del
escenario y había subido sólo las escaleras del teatro. Allí estaba, con sus brazos abiertos,
sonriendo. Después empezó a bajar de nuevo las escaleras. Puede imaginar la alegría de
los padres. La madre decidió entonces viajar a Atenas a uno de mis seminarios y yo le dije
que trajera a Dimitri para compartir su historia. Fue sola a Atenas y a mitad de semana me
llamó y me preguntó si al siguiente curso podría llevar a Dimitri. Vino con su hijo y un
grupo de sus amigos. Le quitaron los aparatos. El niño me miró, sonrió y me dijo: ’¡Mira lo
que puedo hacer! ¡Puedo correr!’ Y corrió. ‘¡Puedo abrir y cerrar mi mano derecha!’ No
había podido hacerlo nunca… y lo hizo. Y estaba hablando y todo el mundo le podía
entender. Lo que ocurrió, aunque no sepamos cómo ocurrió, había cambiado la vida de ese
niño. Hoy ha pasado un año y Dimitri anda perfectamente, utiliza sus manos, juega y corre
un poco raro pero eso es porque se pasa corriendo todo el tiempo”.
La siguiente confesión de Pearl durante nuestro encuentro en Madrid hizo aumentar mi
sorpresa: “Dimitri no es –me aseguró- ni el primer caso ni el quinto que con parálisis
cerebral ha vuelto a caminar tras una o dos sesiones. Pacientes de todo el mundo han
confirmado asimismo en entrevistas, reportajes o documentales curaciones sorprendentes
en cáncer y enfermedades como SIDA, epilepsia, síndrome de fatiga crónica, esclerosis
múltiple, patologías reumatoides y osteoartritis, malformaciones de nacimiento, parálisis
cerebral y otras afecciones serias”.
LA CIENCIA TRAS LA RECONEXIÓN
Evidentemente muchas de las afirmaciones de Pearl son difíciles de asumir y sin embargo
lo que afirma está siendo de alguna forma confirmado por investigaciones realizadas en
centros como el Jackson Memorial Hospital o el Cedars-Sinai Medical Center así como en
la Universidad de California (UCLA), la Universidad de Minnesota, la Universidad de Miami
y la Universidad de Arizona. Habiendo nuevos programas de investigación actualmente en
marcha bajo la dirección de investigadores como Gary Schwartz o William Tiller.
Tiller -profesor emérito del Departamento de Ciencia de los Materiales en la Universidad de
Stanford y miembro de la Academia Americana para el Avance de la Ciencia- ha afirmado
ya sobre la Sanación Reconectiva: “Realmente estamos hablando de algo que está más
allá de lo que clásicamente se ha conocido como energía curativa, en un espectro más
amplio de energía, luz e información”. Afirmación que apoya con el experimento que hizo
en uno de los seminarios de Pearl en Sedona porque tras tomar datos de la energía de la
sala antes y después del taller de sanación constataría resultados sorprendentes: “Dos días
después del seminario aún se detectaba un incremento energético enorme. Permítanme
ponerlo en términos que puedan ser comprensibles: si nos fijamos en una realidad normal y
pensamos en temperatura normal, ¿el exceso de energía contenido en el taller de Pearl
dos días después de su comienzo a qué podría equivaler? La respuesta es que el aumento
de temperatura efectiva de un espacio normal hubiera sido de… 300 grados centígrados
¡Enorme!".
Por su parte el Human Energy Systems Laboratory que dirige Gary Schwartz -director del
Center for Frontier Medicine in Biofield Science- llevó a cabo varios experimentos
cuidadosamente diseñados para determinar si la energía de Sanación Reconectiva podía
constatarse en el laboratorio. En ellos Eric Pearl y dos de sus estudiantes sirvieron como
emisores mientras otros voluntarios actuaron como receptores. Pues bien, el primer
experimento demostró que los receptores –que tenían los ojos vendados- pudieron detectar
la energía el 83% del tiempo. El segundo demostró que la energía funciona como una
señal electromagnética. Y el tercero confirmó que la onda del corazón del emisor -medida
por el electrocardiograma- modifica la onda cerebral del receptor -controlada por un
electroencefalograma- sobre todo cuando el emisor pone intención,
su energía. “Lo más importante en este tercer experimento -dijo Schwartz- es que sea o no
el receptor consciente la onda del electrocardiograma del emisor se refleja en su
electroencefalograma por lo que hay una detección inconsciente de la energía que se
puede registrar electromagnéticamente”.
Tiller y Schwartz no son por supuesto los únicos científicos sorprendidos por las
capacidades de Pearl. Mark O'Connell, Decano Asociado de la Facultad de Medicina de la
Universidad de Miami, no ha tenido más remedio que rendirse a la evidencia de lo insólito:
“Soy médico convencional –afirmaría-. Aprendí Medicina Interna. Estoy en una Facultad de
Medicina. Soy uno de sus decanos. Formo parte de la Medicina oficial. Pero esto ha
sacudido mi idea de cómo trabaja el cuerpo, de cómo funciona la enfermedad. Después de
lo que he presenciado personalmente con mis propios pacientes me pregunto, ¿cómo
encaja todo esto? Definitivamente existe una conexión mente-cuerpo. Nadie puede negarlo,
practique la Medicina Integral o la convencional. Mente y cuerpo forman un todo. Y quien lo
niegue no está prestando atención”.
O'Connell recuerda haber presenciado una sesión de curación de Eric Pearl con una
paciente que tenía graves problemas de salud que requerían cirugía pero tras ver cómo
éste "agitaba sus manos en torno a ella” fue testigo -y no ha dudado en dar fe de ello- de
la notable mejoría que experimentó el enfermo.
Habrá quien piense que nada de lo contado aquí es posible pero son ya muchos los
científicos e investigadores que llevan décadas buscando en el vacío cuántico la respuesta
aunque en nuestras escuelas y facultades se siga enseñando aún una concepción
newtoniana y mecanicista ya superada del universo. De hecho los investigadores rusos
Anatoly Akimov y Gennady Shipov han planteado la descripción de muchos -si no de
todos- los fenómenos parapsicológicos relacionados con la curación bioenergética y la
intención consciente sobre la base de la existencia de unos campos de torsión, un nuevo
estado de la materia a añadir a los ya clásicos -sólido, líquido, gaseoso y plasma- entre
cuyas propiedades destacarían una velocidad no infinita (aunque sí millones de veces
mayor que la de la luz), capacidad para afectar al peso de los objetos, atravesar metales,
propagarse en el pasado y en el futuro, observarse por métodos Kirlian y transmitir una
ingente información sin energía. Difícil de explicar y de entender… pero con mayor motivo
si se siguen ignorando los avances de la ciencia y los propios hechos inexplicables que se
producen a diario en todo el mundo. Cuando quizás sean la respuesta a lo que Pearl
explica.
MÁS ALLÁ DE LA SANACIÓN ENERGÉTICA
Eric Pearl nos recibió en la habitación del hotel en el que se alojó en Madrid, situado en
una de las nuevas torres que desde el paseo de la Castellana dominan hoy la ciudad. Y no
perdimos el tiempo.
-Díganos: ¿cómo definiría la Sanación Reconectiva? ¿Cómo una nueva terapia
energética?
-La sanación a través de la Reconexión nos lleva más allá de la Medicina Energética. La
Sanación Reconectiva es una forma de sanación a la que tenemos acceso por primera vez
en nuestro planeta. Nos reconecta con la plenitud del universo y a la vez con la plenitud del
ser que somos. Y esto sucede porque ahora podemos acceder a un ancho de banda de
frecuencias totalmente nuevo que incorpora e incluye todo lo que es accesible a través de
la energía. Va pues más allá de la energía, hacia la luz y la información, en un nivel al que
no habíamos podido tener acceso hasta la fecha. Los científicos lo describen originalmente
como algo nuevo en el planeta y tiene sentido si se entienden dos conceptos. El primero
que somos seres de cuatro dimensiones: altura, anchura, profundidad… y tiempo. Nos han
educado pensando que somos seres de tres dimensiones aun cuando ya Albert Einstein
dijo que lo somos de cuatro en los años 50. La comunidad científica no aceptó sin
embargo esta realidad formalmente hasta el 2000. La Física Cuántica nos representa de
hecho hoy como una burbuja de cuatro dimensiones en un universo multidimensional.
Bueno, pues el interior de esa burbuja se ha llenado de energía. Y eso es lo que da sentido
a formas de sanación como el Reiki, el Qi Qong, la Cromoterapia, etc. Da igual el nombre
que se les dé pero lo que hemos visto hasta ahora son subtipos de energía distintos. Los
investigadores han explicado que lo que hace que todo sea diferente hoy es que estamos
en un período en el que el tiempo se ha agilizado. No de forma lineal, de principio a fin,
sino que se está moviendo ¡en todas las direcciones al mismo tiempo! Y eso significa que
éste se está expandiendo, que la burbuja en cuatro dimensiones se está expandiendo. Y
que lo que antes estaba fuera ahora está dentro por primera vez.
-¿Y cómo funciona la Sanación Reconectiva?
-Para empezar le diré que nosotros no tenemos que pedirle a quienes vemos que se quite
las joyas, apague el móvil o vacíe los bolsillos de monedas antes de atenderle. Ni tenemos
que mover las manos necesariamente en una dirección y no en otra. Ni usar colores
determinados. O inspirar hasta contar cuatro y expirar al llegar a ocho. Nosotros
simplemente accedemos a un nivel de “luz”, a un nivel de vibración más elevado, que se
acompaña de una sensación y entonces el cuerpo vuelve a su estado natural de equilibrio.
¿Cómo sana el cuerpo? No según el modelo químico que aprendimos en el colegio y que
hoy sabemos está obsoleto. El cuerpo mejora a través de frecuencias, de vibraciones, de
información. Porque todo en él está intercomunicado a través de la luz. Hoy sabemos
además que la Iluminación no es simplemente un concepto espiritual. El ADN de cada una
de nuestras células emite luz. El doctor Fritz Albert Popp en Alemania fue una de las
primeras personas en descubrirlo. Nuestro ADN emite luz de un determinado nivel y utiliza
frecuencias variables como herramienta de información lo que sugiere que el sistema
biorretroalimentación del cuerpo depende de las ondas de luz. Se encontró con que la luz
es responsable de la fotorreconstrucción de las células. Y que los agentes carcinógenos,
por ejemplo, pueden causar cáncer porque bloquean esa luz y entonces la fotorreparación
no puede llevarse a cabo. Cuando estamos enfermos nuestras ondas de luz están
desincronizadas. De ahí que nuestra salud empeore a medida que baja la intensidad de la
luz y mejore cuando aumenta. Yo creo en lo que llamo Teoría de la Causa Primera según
la cual el grado en que nos alejamos de un perfecto estado de salud se corresponde con el
grado en que temporalmente olvidamos lo que somos. Porque somos también luz y estar
iluminado es estar en equilibrio.
Los sanadores que practicamos la Sanación Reconectiva lo que hacemos es entrar en
situación y, simplemente, nos permitimos “escuchar” con un sentido diferente. Yo dejo que
mi mano se mueva, voy buscando alguna sensación y luego juego con ella hasta percibir lo
que llamamos distintos registros o respuestas involuntarias a esa conexión. Sentimos y
tenemos acceso a un nivel más amplio o espectro de curación, más allá de la energía
curativa. Un espectro que se compone de energía, luz e información. Y una vez que
aprendemos a acceder a ese nuevo nivel tenemos sensaciones diferentes en nuestros
cuerpos y nuestras manos; diferentes sentimientos. A veces se percibe como un “zumbido”,
otras es un sentimiento de “bienestar”, a veces un “empujar” o “tirar”, un “caliente” o “frío”,
un “húmedo” o “seco”… o todo al mismo tiempo, muchas sensaciones diferentes. Y sin
embargo todas las sensaciones se sienten benéficas. Nos recuerdan en cierto nivel que
somos “luz” y desde allí trabajamos.
-¿Y cómo se llegan a producir las sorprendentes curaciones de las que dan
testimonio tantas personas en el mundo?
-Mire, todos estamos conectados. Por eso cuando interactuamos con otra persona, aunque
no la toquemos, la sensación, el sentimiento de vibración, la conciencia de ser seres de luz
…se comunica también. Y así, en algún lugar dentro de esa otra persona, una voz pequeña
-en sentido figurado- va y dice: “Oye, lo recuerdo. Este soy yo vibrando en la luz. Este soy
yo vibrando saludablemente. Creo que voy a hacerlo de nuevo”. Y cuando regresan
recobran esa vibración de luz. Y si es apropiado para esa persona en ese momento, en el
tiempo, en su vida, el problema de salud simplemente desaparece y se produce la
curación. Así de simple. Y todo lo que sea más complicado que eso está diseñado para
venderte algo.
-Usted sostiene que basta un seminario de Sanación Reconectiva para aprender todo
lo que hace falta para acceder a su nivel de sanación.
-Tenemos que aprender a encontrar algo a lo que no hemos estado expuestos hasta
ahora. Y durante los seminarios trabajamos en ello y aprendemos a reconocerlo más
fácilmente. Lo primero que encontramos es que hay una respuesta física y entonces
enseñamos a reconocerla. Cuando estás en los seminarios de sanación estás absorbiendo,
estás en remojo como una bolsa de té en agua caliente y vas cambiando al aprender a
jugar con ello. Esto nos permite traer este don de la sanación a otros y compartirlo con
muchas otras personas en el mundo. Pero no es un don que tengo sólo yo. En apenas un
fin de semana -y sé que es muy difícil creérselo- se puede aprender a acceder al mismo
punto que yo. Al final de un seminario de fin de semana yo puedo hacer dos promesas:
una es que se va a poder acceder y facilitar cualquier nivel de sanación que pueda hacer
yo. Y dos, que se va a poder acceder y facilitar cualquier nivel de sanación que cualquier
sanador pueda ofrecer en el planeta, ya trabaje en una iglesia en medio del Brasil o haya
sido educado por monjes en el Tíbet. El hecho es que puedes hacer todo y puedes
transcender esa energía y llegar a un nivel de integridad. Es tan sencillo que entiendo que
parezca imposible pero es como si imagináramos una moneda: un lado es el don y el otro
el reto. El don nos permite transcender por completo nuestras técnicas energéticas
conocidas y el reto es saber si estamos dispuestos a ello. El don nos permite desmitificar el
proceso y el reto es saber si realmente estamos dispuestos a permitir que se desmitifique y
si no es así qué conseguimos ocultándonos detrás de una determinada técnica. ¿Quién
quiere trabajar más para acceder a menos a no ser que haya algo que le haga salir
ganando?
-¿Teme que la Reconexión se acabe convirtiendo en una nueva religión en la que
vayan surgiendo individuos que se consideren “profesores” que vayan añadiendo
nuevas cosas para justificarse un estatus en ella?
-La gente puede cambiar las cosas, por supuesto. Es un problema de ego. Pero no se
puede hacer una sanación de la Reconexión y añadir subtipos de energía porque entonces
lo que de verdad estás diciendo es que no entiendes lo que estás haciendo. ¿Puedes
controlar a todo el mundo? No. La gente puede hacer lo que quiera pero por eso la
sanación por Reconexión está registrada como marca comercial. Ayudará a evitarlo. No
queremos que al igual que alguien se lee un libro de Medicina y pretende luego que sabe lo
suficiente para colgar un cartel diciendo que es médico eso ocurra con la Reconexión. La
marca protege en suma al público de personas que finjan hacer Reconexión. Quien desee
encontrar a personas que la practiquen de verdad no tiene más que entrar en nuestra web.
-¿Cómo es que accedió a someterse a investigaciones científicas y rigurosas? No es
lo habitual.
-Bueno, las investigaciones están abriendo sólo pequeñas ventanas, perspectivas sobre
algo que es mucho más grande. Y las acepto porque todo lo que cuento es real y las
personas que llevan a cabo las mismas pueden demostrarlo. Eso hará además que la
gente quiera conocer la Reconexión, que se sienta más segura al saber que los científicos
confirman que se trata de algo serio y no de un engaño. Mire, que descubramos algo hoy
no quiere decir que no existiera antes. Es como el ultravioleta o el infrarrojo
doscientos años nadie podía pensar que existieran gamas de color no visibles debido a
que sus frecuencias no las captan nuestros ojos. Hay pues que recordar que no es lo
mismo la ausencia de pruebas que las pruebas de una ausencia. Los físicos no habían
visto nunca antes de estas pruebas una energía que no se debilitase con la distancia.
Nunca habían visto energía termodinámica saliendo al medio ambiente que es lo que
sucede durante nuestro trabajo. Cuanto más estudiamos menos respuestas conseguimos
pero aparecen preguntas más interesantes. Resumiendo, acepto las investigaciones porque
yo sé que todo esto es real, la gente debe saberlo y lo aceptará mejor si hay científicos que
investigan y valoran lo que hago. Por esa misma razón aparece la palabra doctor en mi
libro: no tiene nada que ver con que sea médico pero sé que al poner la palabra doctor
consigo que la gente coja al libro y que, por el contrario, de no ser así muchos ni siquiera
aceptarían recibir la información. Es un término que abre puertas. Tengo un propósito y es
concienciar a la gente sobre mi trabajo. Y si lo hago bien cuando deje este cuerpo humano
ese trabajo se quedará aquí.
Tras esta charla -necesariamente breve debido a sus múltiples compromisos- Eric Pearl
nos invitó a asistir a uno de sus seminarios y nuestra primera sorpresa fue comprobar la
atracción que sus enseñanzas generan. Algo más de 400 personas -la mayor parte
terapeutas- habían abonado los 333 euros que costaba asistir a los seminarios que
impartió a lo largo de los dos días y medio del fin de semana.
La presentación tendría lugar el viernes por la tarde. Con una puesta en escena al más
puro estilo norteamericano y un perfecto dominio del escenario Pearl explicó en que
consistía la Sanación Reconectiva y cuáles eran los objetivos del mini-curso. Poniendo
mucho énfasis en enviar un mensaje: todos los asistentes –médicos, terapeutas y personas
sin cualificación sanitaria alguna- podrían al final de los seminarios hacer TODO lo que él
es capaz de hacer. Y después realizó una demostración más bien “light” para lo que la
gente esperaba a la vista de lo oído y leído sobre su capacidad de sanación. A todos nos
hubiera gustado ver casos parecidos al de Dimitri del que antes hablamos pero no pudo
ser. Pearl escogió de entre los asistentes a un joven con problemas de articulación que le
impedían elevar sus brazos en paralelo y por encima de la cabeza. Y tras unos instantes
moviendo sus manos de forma pausada en torno al brazo afectado el joven -al que
volveríamos a ver como un participante más en el seminario durante el fin de semana
volvió a su asiento tras demostrar que la movilidad de su brazo ya era completa. No hubo
más y desde luego no nos pareció muy concluyente.
Los dos días siguientes fueron eminentemente prácticos. Pequeñas charlas teóricas por
parte de los ayudantes de Pearl -personas todas ellas accesibles y muy agradables
distribuidas en función del idioma de los presentes ya que había gente de habla inglesa,
francesa y, por supuesto, española-. A continuación, en grupos de cuatro personas que se
iban rotando -una tumbada en la camilla y tres alrededor de pie- la parte práctica
comenzaba. Quienes se encontraban de pie movían sus manos sobre las personas
tumbadas siguiendo las indicaciones de los asistentes o del propio Pearl a través de
grandes pantallas instaladas en la sala pero sin llegar en ningún momento a tocarlas
físicamente mientras esperaban que se produjera alguna reacción perceptible de tipo físico
en su cuerpo. Y debo decir que no tardé en comprobar, mientras paseaba entre las
camillas –los grupos iban rotando porque no había camillas para que todos los asistentes
pudieran trabajar a la vez- que efectivamente allí estaba sucediendo algo. No en todos los
casos se provocaban reacciones pero sí en muchos, en casi todos. Se trataba de
manifestaciones físicas involuntarias, sencillas, pero visibles: ojos que tras los párpados
cerrados se movían inquietos o ligeros movimientos en los dedos de las manos, en los
músculos de la cara, en los pies... En unas decenas de casos las reacciones fueron en
cambio mucho más llamativas: había cuerpos que se movían de forma espasmódica y sin
control sobre las camillas, como si fueran marionetas controladas por hilos invisibles
anudados a las manos de las personas que se encontraban alrededor de la camilla. Y
nunca se produjo el más mínimo contacto físico con la persona tumbada. Ni siquiera hubo
contacto verbal. El trabajo, los ejercicios, se realizaban en silencio
Eso sí, las sensaciones variaban según las personas. Cuando me llegó el turno de estar de
pie alrededor de una camilla tratando de buscar o motivar con los movimientos de mis
manos alguna reacción en la persona tumbada experimenté una sensación de agradable
calor en las palmas de mis manos, un calor que de alguna manera sentía vinculado a la
persona de la camilla y cuya intensidad, en contra de todas las leyes físicas, no disminuía
al alejarme o acercarme a la camilla. Lo sentía invariable. Incluso podía aumentar a medida
que me alejaba. Luego constataría preguntando a algunos asistentes que casi siempre las
reacciones físicas en las personas que estaban alrededor de la camilla se correspondían
con sensaciones en las personas tumbadas.
Finalmente me tocó tumbarme a mí en la camilla. Y puedo dar fe de cómo de una forma
completamente involuntaria sufrí en primera persona todos los efectos relatados. Unas
veces sentía pequeños movimientos oculares incontrolados y otras cómo mi cuerpo se
agitaba. El movimiento sin control comenzaba en un brazo o una pierna y se iba
extendiendo a todo el cuerpo. Llegué a sentir todo mi organismo sacudido por hilos
invisibles sin que notara el más mínimo contacto externo.
¿Esa fuerza, esa energía que indudablemente sentí sacudiéndome unas veces y emanando
de mí otras, es capaz de conseguir las curaciones que Pearl afirma pueden conseguirse?
Sinceramente no lo sé aunque muchos así lo afirmaron. ¿Me he convertido después de
estar allí en un sanador como de alguna forma se nos pronosticó? No lo creo aunque
tampoco he puesto voluntad suficiente para serlo o comprobarlo. Pero sí es verdad que
allí, en aquel espacio y entre quienes estábamos, se movilizaron durante unos
energías y sensaciones que no pretendían sanación alguna pero evidentemente unían a
quienes estaban de pie con quienes estaban tumbados; energías que nada tienen que ver
con lo que nos han enseñado porque no forma parte del conocimiento aceptado
convencionalmente por nuestra cultura. Al menos así lo percibí yo.
Antonio F. Muro
fuente: